
Este problema se podía solucionar de dos formas posibles: o bien nos instalamos cientos de convertidores y programas en cada ordenador para poder leer todos esos formatos que son hijos cada uno de su padre y de su madre, o bien alguien se encarga de desarrollar un tipo de documento estándar que se pueda leer en todas partes. Dos científicos, el británico Tim Berners-Lee y el belga Robert Cailliau, idearon un formato de documento optimizado para ser leído en pantalla, con imágenes incrustadas e hipervínculos que pudiesen enlazar con otros documentos, con otras partes del mismo o con ficheros descargables.