Cuando Chuck Lorre y Bill Prady estrenaron el episodio piloto de The Big Bang Theory allá por septiembre de 2007, no debían tener ni idea de lo que estaban empezando. La idea original era hacer una serie nueva basándose en algunos esquemas de la reciente sitcom británica The IT Crowd, estrenada en UK hacía poco mas de un año y que había adquirido casi instantáneamente el estatus de serie de culto. Es decir, la idea era hacer otra serie de frikis.
De The IT Crowd cogieron el esqueleto argumental y poco mas. Las situaciones graciosas giraban alrededor de dos tíos muy frikis, una tía buena y las interacciones entre ambos. Como no, todo esto se adaptaría al estilo americano de hacer comedia para la tele: La tía estaría ostentosamente mas buena, cada temporada tendría cuatro veces mas capítulos y dos de los protagonistas habrían de estar siempre revoloteando alrededor de su tensión sexual no resuelta. Y si los personajes ingleses eran los informáticos de una gran compañía, los americanos deberían tener una profesión todavía mas nerd: Serían científicos, pero de los de ciencias puras. Fue así como nos presentaron a Leonard, físico experimental, Sheldon, físico teórico, y sus amigos Howard, Ingeniero de retretes espaciales Zero-G, Rajesh, Astrofísico venido de la India... y Penny, claro, la vecina buenorra.
Las comparaciones son odiosas, si. |
Pero por muy grandes que sean los actores, no nos engañemos: la trama inicial hacía aguas por todas partes. El hilo argumental de The Big Bang Theory era el del típico pestiño norteamericano de vecinos con líos de faldas y risas enlatadas. Era previsible y pastelosa. Entonces, ¿que es lo que hizo que esta serie fuera diferente de otras telecomedias? o incluso ¿que es lo que hizo que fuera diferente de otras telecomedias de la misma cadena y los mismos creadores?. Y la respuesta tal vez pudiera ser: humor inteligente. Lo nunca visto en una sitcom americana.
Desde el principio se establecieron un par de reglas que continúan vigentes en los episodios actuales y forman el carácter de la serie. Por una parte, todas las referencias a la cultura nerd tienen que ser reales: superheroes, citas de Star Trek, dialogos en Klingon, videojuegos vintage, chistes informáticos, películas clásicas de sci-fi, tecnicismos de todo tipo, la ciudad embotellada de Kandor, Leonard Nimoy, Sarah Connor, Zombis, Monty Python... el universo cultural de cualquier nerdy es una fuente inagotable de chistes y bromas absurdas que siempre resultan hilarantes a quien puede entenderlas. Lo arriesgado de la apuesta fue asumir que mucha gente lo haría. Y acertaron, claro. Al fin y al cabo, haber visto Matrix, Star Wars, la saga de Terminator o las películas de Superman de Richard Donner no convierte a nadie en un friki -como tanto se había extendido en los últimos años- sino en una persona normal y corriente que en su adolescencia tuvo un videoclub cerca de casa.
I am The Doppler Effect... sssssSSSSSSSsssssum!! |
Así, el planteamiento original de la serie fue evolucionando y sus personajes maduraron y, aunque aun a día de hoy continúan haciendo guiños de vez en cuando a Moss y Roy, sus homólogos británicos, han terminado desarrollando una personalidad propia cada uno. Así, Sheldon pasó de ser onanista semiprofesional (dicho por Leonard en el primer capítulo) a transformarse en un asexuado genio maníaco-compulsivo. Leonard pasó de ser un perdedor pagafantas a ser el típico mosquita muerta que parecía tonto pero las mata callando. Howard se echó novia y Rajesh desarrolló un problema de alcoholismo y dio rienda suelta a su lado femenino. También ampliaron su círculo de amistades con otros personajes secundarios, varias mujeres, celebrities invitadas e incluso alguna que otra vieja gloria de sitcoms anteriores. De ser unos freaks marginados por la sociedad, nuestros cuatro nerdies pasaron a ser gente normal y corriente e incluso a gozar de un cierto prestigio social. De repente, reírse del gafotas cuando está diciendo algo inteligente dejó de tener sentido.
De hecho, las tornas se han cambiado tanto que el personaje cómico ha terminado siendo la propia Penny. La rubia guapa mas-bien-tonta evoluciona en su papel descubriendo que haber sido la reina del baile fue una gloria momentánea y que los guaperas de instituto suelen tener una conversación de mierda y nunca serán tan buen partido como un PhD en física con plaza fija en la universidad. Este tipo de cosas solían ser las moralejas pretendidas en las sitcoms de antes, cuando al final de cada capítulo tenía que haber por narices un momento con música de piano de fondo en el que alguien dijera "hoy-he-aprendido-una-lección". No es este el caso, afortunadamente, los personajes de las series actuales no necesitan ir por la vida dando lecciones de moralina barata y pueden beber hasta echar la pota o follar y arrepentirse de ello al día siguiente. El cambio de tornas -de triunfadora reina del baile a simple putoncillo del instituto y de patéticos perdedores casi-vírgenes a tipos, digamos, algo peculiares- es simplemente la dirección que ha ido tomando de forma gradual toda la trama de la serie y el carácter de sus personajes después de haber dado muchos bandazos durante estos cuatro años.
Resulta curioso como las cadenas de televisión suelen apostar siempre por productos mediocres y fáciles de digerir, basándose siempre en el clásico principio de negocios "no te esfuerces, que la gente es tonta" y cuando en algún sitio aparece un producto de entretenimiento de calidad, de repente empiezan a salirle seguidores por todas partes. Y si la ofreces con un doblaje de mierda, se la bajarán en versión original. Eso si es un Bazinga! en toda regla.
Sí que ha habido humor inteligente en una sitcomm estadounidense antes: Frasier. Si pudiésemos considerar Curb your enthousiasm como sitcom, también. La gente hace tiempo que no es tonta.
ResponderEliminarEs lo de siempre. Hasta que el amigo 'friki' o entendido en materia no te dice que eso o lo otro es de buena calidad, a nadie le da por ojear lo aconsejado sin prejuzgar. Genial artículo. :)
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